Cómo ‘Los bingueros’ revitalizó el bingo en España

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Entendido como una forma de reivindicar aquello que nadie se atreve a reivindicar y a ensalzar aquello que parece quedar en el olvido, el cine ha sido capaz de ayudar mucho al bingo en su proceso de aceptación en nuestra sociedad. Entre otras cosas, porque a pesar de que los juegos de azar como el bingo llevan mucho tiempo conviviendo con la historia, no siempre estuvieron bien vistos. En algunos casos quizá de forma merecida y en otros basándose en unos prejuicios que iban algo desencaminados. Por eso la gran pantalla también aporta su granito de arena a las bolas y los cartones.

En España destacó por encima de todo la película ‘Los bingueros’, de la que ya hicimos anteriormente una pequeña introducción y os dejamos algunos detalles para visionar. Pero la cinta dirigida por Mariano Ozores y estrenada en 1979 tuvo tanto éxito que ayudó de una forma que nadie imagina al bingo en España y al posterior naciente bingo online. Tan solo dos años después de la legalización de este juego, que se produjo en 1977, Fernando Esteso y Andrés Pajares se atrevieron a protagonizar una película de comedia con el bingo como eje principal.

Una película que quizá muchos de les telespectadores vieron en su momento con cierto escepticismo, pues era demasiado pronto como para que el bingo estuviera plenamente aceptado en la península. Sin embargo, las dos aventuras de estos dos intrépidos personajes ayudaron a que España pudiera ver el bingo como lo que se ve representado en el film, como una oportunidad para el trabajador de clase media de salir de la rutina, las deudas y los problemas del día a día. Y no hay ninguna duda de que su influencia se dejaría notar pocos años después.

No tardaron demasiado en nacer salas de bingos físicos por toda la península, sobre todo en Madrid. La sala Apolo prestó sus instalaciones para la grabación de la película en horario nocturno, una vez que cerraba sus puertas a partir de las 4 de la madrugada. Allí se grababan las escenas y la popularidad del local subió como la espuma pocos meses después de su inauguración en el cine de Bilbao, al conocerse el lugar de la filmación. El bingo empezaba a crecer y a ver de verdad oportunidades de mercado en la península ibérica. Y puede resultar hasta lógico viendo las cifras en las que se movió la narración.

Más de millón y medio de espectadores disfrutó de ella, y más de 40 años después sigue siendo todo un éxito en reposiciones en televisión con más de medio millón de españoles pendientes de la película en su televisor, y además en cadenas de la televisión pública que acostumbran a tener muy pocas visualizaciones. Será por la nostalgia o será por la grabación en sí, pero el caso es que sigue teniendo tirón en la actualidad. Quizá no para llegar a los casi 200 millones de pesetas de recaudación, cuando su coste de producción había sido de 15 millones.

En su época, noqueó por completo al resto de películas de Hollywood que trataban de hacerse un hueco en la cartelera española. Y es por eso que muchos hispanos desearon después vivir aventuras parecidas a las de Amadeo y Fermín en los bingos. A partir de los años 80 la popularidad de las salas de bingo como lugar de reunión, diversión y desarrollo de vida social creció a unos niveles insospechados. Muchos ‘bingueros’ se lanzaron a la aventura del sector y ayudaron al resto de negocios que también tenían que ver con el juego y las apuestas.

¿Todo eso es capaz de hacer una película? Realmente sí, al menos en este caso. Aunque el bingo tendría que pasar después de entrar en el siglo XXI por una crisis muy fuerte en la que ha tenido que reinventarse y llevar acabo una adaptación que todavía está por completar a las nuevas tecnologías. El bingo electrónico o el videobingo han sido el resultado de todo este proceso, además de otras clases de formas de juego y de modalidades de bingo. Complicado tratar de explicarle con exactitud a Pajares o a Esteso a estas alturas el efecto que produjo ‘Los bingueros’ con el tiempo.

Además, también los consolidó como pareja mediática y de comedia. Ambos ya venían de hacer sus pinitos en teatro y otras artes escénicas, y consiguieron convertir en oro también esta producción. Lograron que los españoles se vieran reflejados en ellos y que el estreno fuera un boom. Sin embargo, quizá lo que no lograron es tener el reconocimiento que merecían hasta décadas después. Ha sido más tarde cuando Ozores fue premiado por su carrera o cuando las nuevas generaciones han podido ver lo que estos actores significaron en aquella España esperanzada en muchos sentidos tras el final de la dictadura.

El bingo se entendió entonces, como se sigue entendiendo ahora, como un juego de los clásicos de toda la vida, pero que también podía tener una parte lúdica y ofrecer posibilidades a todo tipo de individuos.


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